jueves, 14 de junio de 2012

Memoria e Historia Social de Canarias

Memoria e Historia.

DENTRO DE LOS ACTOS DE LAS “XVI JORNADAS CULTURALES LIBERTARIAS” ORGANIZADAS POR LA CNT DE CANARIAS

 *Charla a cargo de José Luis Guzmán García, sobre Manuel Pérez Fernández (1887-1964), destacado anarquista de calado internacional y uno de los miembros fundadores de la “Confederación Regional del Trabajo de Canarias” de la CNT, creada en agosto de 1932.


De origen andaluz, algo más de setenta y nueve años distan en el tiempo de la llegada de Manuel Pérez Fernández a la isla de Tenerife y cuarenta y siete de su fallecimiento en el exilio brasileño de Río de Janeiro. Sin duda, personaje en el que se conjuga el olvido y desconocimiento popular de su existencia más allá de los círculos específicos ideológicos y en algún caso académico, como uno de los protagonistas directos del obrerismo revolucionario contemporáneo que trasladó su activismo más allá de las fronteras del estado español; con la importancia de su corta (agosto de 1932-octubre de 1934) aunque trascendental e intensa contribución a la causa obrera y anarcosindicalista en las Islas Canarias durante buena parte del periodo republicano como miembro de la “Confederación Regional del Trabajo de Canarias” de la CNT. Aportes, que vienen a jalonar su trayectoria de activista dentro de una dilatada vida consagrada al anarcosindicalismo y a la revolución social y cultural que inició muy tempranamente y mantuvo hasta el final de sus días, constituyendo una referencia histórica, de las más desconocidas, del dado en llamar por sus propios protagonistas como “Movimiento Libertario Español”. Es uno de los miembros fundadores en la reunión de Valencia en el año 1927 de la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
En relación a su activismo en Canarias, especialmente, en la isla de Tenerife como secretario general de la CNT y como director y redactor del semanario obrero “En Marcha”, órgano de expresión de la regional canaria, estaría enmarcado de constantes detenciones, procesos penales y estancias en las cárceles de la capital tinerfeña como consecuencia de su significada militancia obrerista. Desde el momento de su llegada a la isla el 15 de junio de 1932, le seguirán veintiocho meses de extraordinaria actividad en un contexto de gran agitación social y obrera, incluyendo huelgas de carácter pre-revolucionario como las originadas por el movimiento de los inquilinos de Santa Cruz en julio de 1933. El 26 de agosto de 1932, participa en la constitución de la ”Confederación Regional del Trabajo de Canarias” y seis días después preside el conocido como “mitin de los deportados” junto a Buenaventura Durruti y otros, celebrado en la capital isleña y donde se dan cita mas de cuatro mil personas. Participa en todas las huelgas habidas en la capital durante este periodo convocadas por la “Federación Obrera de Santa Cruz” y la CNT. Trabaja intensamente en la preparación del Congreso Constituyente de la Regional Canaria celebrado en abril de 1933, donde se dan cita más de cien delegados en representación de más de veinte mil afiliados/as a este aglutinante organismo obrero.

En octubre de 1934, tras sufrir ocho días de cautiverio acusado de delito de imprenta y en relación a la huelga de los campesinos de la Orotava que se venia produciendo desde el mes de agosto, las autoridades civiles y militares de la provincia de Tenerife decretan la expulsión inmediata del archipiélago canario de Manuel Pérez. Sobre los motivos fundamentales que provocan y determinan la arbitraria expulsión de las islas, según lo contenido en el capítulo “El fascismo avanza y amenaza” de las memorias inéditas “30 años de lucha. Mi actuación como militante de la C.N.T. Y anarquista español”, se debió a la denuncia pública de la existencia de propaganda y de elementos conspiradores afectos al recientemente implantado en Alemania (1933) régimen “nacional socialista”, entre otros, cita al cónsul de la Alemania nazi en Tenerife y prospero comerciante y terrateniente Jacob Ahllers.
Organizados en la ciudad de Santa Cruz, forman parte importante del tejido empresarial de la isla abiertamente tolerados por las autoridades públicas y militares de la provincia de aquel periodo en que el republicano Enrique Malboison ostentaba el cargo de Gobernador Civil de la provincia, actuando como máxima autoridad militar desde 1931 el general Enrique Salcedo Molinuevo. Cuestión, en la que ahonda en los distintos y coetáneos artículos que generaron muchísimo interés publicados en el semanario “Solidaridad Obrera” de Barcelona en octubre de 1934, con el título de “El archipiélago canario y sus problemas”, textos nuevamente reproducidos en el mismo medio ya durante el periodo de guerra en julio de 1937. Así, como en el capitulo “La gran responsabilidad de los gobernantes” de las crónicas “Cuatro meses de barbarie, Mallorca bajo el terror fascista”, aparecida en zona republicana en enero de 1937. Crónicas, en las que relata la odisea vivida en Mallorca donde le sorprendió el golpe militar del 18 de julio, durante los cuatro primeros meses de la invasión fascista de la isla y posterior fuga de Baleares. Casi un año después de su destierro de Canarias en el mes de septiembre de 1935, es investigado, detenido e interrogado por la policía en la ciudad de Cádiz donde residía. Señalado por las autoridades policiales de Tenerife como inductor ideológico de la muerte del presidente de la Audiencia Provincial y Gobernador Civil en funciones Don José Ramón Fernández Díaz, suceso acaecido en la noche del día 1 de septiembre en la ciudad de Santa Cruz. Sospechas, que las autoridades no pudieron convertir en acusaciones a pesar de las distintas detenciones y proceso abierto contra uno de los detenidos en la capital en relación al crimen, suponiendo la muerte del Gobernador interino un inconcluso caso más de aquel convulso periodo.
Tras la intensa vivencia en territorio peninsular del periodo de guerra y revolución (1936-39), cárcel y exilio, no regresaría al archipiélago canario. El vínculo personal establecido por Manuel Pérez en Brasil con muchos canarios exiliados y huidos del hambre y de la represión en el archipiélago, continuaría bien entrada la década de los años cincuenta como relata en los capítulos finales de sus memorias. Fallece en la ciudad de Río en 1964 a los 77 años de edad, donde actuaba como director y redactor del conocido periódico anarquista de Brasil “Acao Direta”, desde el cual continuó su lucha denunciando las infamias del franquismo y en apoyo de los presos políticos.


Antonio Tejera Afonso (Antoñé)

Entrevista a un viejo militante de la CNT de Tenerife.

Introducción.

“Una sola bandera con nuestra sangre y el color eterno del retorno.”

El deseo de los dioses se hizo realidad y nació Antoñé frente al mar. Un enviado desde la tierra a mostrar la verdad de los cielos más claros. No dejar paso a la duda porque la utopía recorre la sangre, como primera realidad, de los hombres que viven a la luz. Antoñé no se conforma con decirlo al pido, irradia voluntad de recién nacido, como es la vida en justicia entre hermanos.
Los cobardes defensores del estado de muerte con la idea de un jefe omnipresente que se embalsama aplicando su ley social de salvapatrias de manera directa en los cuerpos, creyendo dominar la esencia de los hombres libres. En antoñé no les fue posible tras muchos años de intento. Noches enteras soportando los sables y pistolas apuntando las sienes. Obispos saltarines en rezos fúnebres como único objetivo perpetuar el poder del Vaticano en compaña de la Santa Orden del Capital con sus tesoros y grandes millonarios.
En su novela escrita en el Penal de Santa María, Cádiz, y todavía inédita, su fortaleza de principios se manifiesta: “Pero a pesar de todo teníamos absoluta confianza en la causa que defendíamos y éramos libres por encima de todas las leyes absurdas y tiránicas que nos amarrasen si nuestras almas eran luz de libertad.”

   Antoñé, señalado con X. Cárcel flotante.

En una maraña de contradicciones del devenir histórico ha sabido estar siempre muy despierto con una actitud decidida de defensa de la causa obrera y del ideal de libertad anarquista. Así es como ha forjado su fuerte personalidad llena de un humanismo íntegro. El mundo le ha sido pequeño para una voluntad de carne y hueso. Vive con intensidad cada segundo buscando imposibles, propio de quién busca su identidad isleña, adaptado a un ambiente con condiciones adversas donde vastos colectivos aparecen carentes de rebeldía y de todo sentimiento de extrañeza en relación con su medio. Duerme el espacio feliz de la conciencia.
No hablo de un ídolo, ni de un héroe. Hablo de un hombre vivo que hasta el último de los días estará con la vida frente a frente.
Vamos a individualidades colectivas o la miseria nos ahoga en maldiciones como único recuerdo de escape. El sueño que alumbre la noche, esa larga noche que el poder con todas sus manifestaciones parasitarias alimenta en su deseo voraz de servidumbre. Invisible adopta posiciones de misericordia para dar tiempo a ir taladrando voluntades creativas y perpetuarse.
Aquí tenemos la expresión vital de Antoñé dispuesto a hacer de los insomnes un día eterno de sueños y al fuego de quiénes tienen veneno en sus venas.

Marzo-87
1ª Edición: Jorge Luis Sosa Campos.
Reedita e imprime: C.N.T.-A.I.T.
S.O.V. de Santa Cruz de Tenerife.
ISLAS CANARIAS, Otoño de 1990


Descargar .pdf:  Antoñe


ANTONIO ESPINOSA RODRIGUEZ (1907-1994)

 


Nacido en La Oliva (Fuerteventura) el 24 de febrero de 1907, militó en las Juventudes Libertarias y era sindicalista de la CNT en el momento de su detención en 1937, en Santa Cruz de Tenerife, siendo deportado junto a otros 29 prisioneros a Villacisneros.

En África fue compañero de fatigas de personajes como el poeta Pedro García Cabrera, el sindicalista y político Lucio Illada Quintero y de otros republicanos y disidentes de la sublevación militar de julio de 1936.

Desde el Sahara pasó a la prisión flotante de Tenerife, poco antes de producirse el secuestro del vapor correo “Viera y Clavijo” en Villacisneros, a cuyo bordo se fugaron los desterrados que allá quedaron, junto a buena parte de la guarnición militar que los custodiaba y parte de la tripulación del buque con el que se dirigieron hacia Dakar, Senegal.

Estando en Tenerife, “Antoñito” fue liberado en 1943.

Calado con su boina negra, con su guayabera y sus gafas de gruesos cristales, este hombre de pensamiento progresista fue uno de los cicerone de los deportados que el régimen franquista confinó en Fuerteventura tras el llamado Contubernio de Munich. Él, el matrimonio de don Manuel González “el farmacéutico” y doña Hortensia Pérez, el médico José María Peña y Matías González García, entre otros, acogieron en 1962-63 a Fernando Álvarez de Miranda, a Jaime Miralles, a Jesús Barros de Lis y a Joaquín Satrústegui.

Pero quizás por lo que más se recordará a Antonio Espinosa en nuestro pueblo es por sus dulces horneados con leña: suspiros, lenguas de obispo y montañitas cuyo aroma nos atrajo e hizo las delicias de muchos paladares; unos sabores que aún buscamos en la labor de sus alumnas de la Universidad Popular de Puerto del Rosario, donde fue profesor emérito con 84 años de edad.

Llegó a la isla majorera en 1944, para montar, en 1955, su propio kiosco bazar ubicado en la avenida de Ruperto González Negrín, entre el muelle Chico y el muelle grande de Puerto del Rosario; allí vendió su producción repostera hasta principios de la década de 1970, en que se trasladó a su local de la calle República de Argentina.

El Ayuntamiento de Puerto del Rosario quiso perpetuar su memoria en 1995, dando el nombre de Antonio Espinosa a una calle de Barrio de Fabelo, pero todos le recordaremos como “Antoñito, el dulcero”.

MEMORIA FOTOGRÁFICA OBRERA DE TENERIFE

 ABC (Madrid) - 13/07/1933, Portada
Huelga de Inquilinos en Santa Cruz de Tenerife. Primera página del periódico ABC de Madrid, julio de 1933.

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Santa Cruz de La Palma, 1º de Mayo de 1936.


Vídeo reportaje sobre "El batallón Canarias" y Guillermo Ascanio. Se recupera la gesta y la memoria de un grupo de canarios en el frente de Madrid.

 Un batallón de canarios impidió la toma de Madrid por el ejército de Franco. Son pocos los que saben de la existencia de una unidad militar llamada "Batallón Canarias", que actuó en suelo ibérico durante la Guerra Civil española. Cuando en noviembre de 1936 Madrid, capital de la República resistente, se encontraba violentamente acosada por las tropas de los militares insurrectos, un grupo de milicianos canarios, comandados por el ingeniero gomero Guillermo Ascanio, contribuyó de forma decisiva a paralizar una ofensiva que pudo haber acabado con la II República a los pocos meses de producirse el golpe militar del 18 de Julio. En este vídeo reportaje, realizado con imágenes de aquella resistencia, Canarias-semanal presenta el libro "Guillermo Ascanio, comandante del Batallón Canarias" que, setenta años después, trata de recuperar la gesta y la memoria de los integrantes de aquel destacamento militar y de su comandante, Guillermo Ascanio, fusilado en 1942 por la dictadura, en una cárcel madrileña.

 Un año de labor.

 En Un año de labor, escrito en La Habana en 1901, Cabrera Díaz narra los primeros pasos de la AOC: la constitución de los gremios, las huelgas, las iniciativas desarrolladas por los trabajadores organizados (periódico El Obrero, panadería 

colectiva…) y las valoraciones que la prensa de la época realizó acerca de su surgimiento y actividad. Los primeros pasos fueron dados por Francisco Expósito, Antonio Martín Hernández y José Cabrera Díaz, que fue nombrado presidente del primer consejo general de la asociación. Esta edición se completa con un estudio introductorio y la anotación del texto por parte de Raquel Pérez Brito, especialista en los orígenes del movimiento obrero canario y en el ideario anarquista.

 Nació en el año 1875 en la isla de Tenerife. A los 20 años comenzó su carrera periodística en el semanario de la juventud republicana El Pueblo. En 1896 ingresó en la logia Añaza. La masonería fue un elemento clave en su vida y en 1921 llegó a presidir el comité de propaganda y acción masónicas de Cuba. Entre 1896 y 1899 realizó el servicio militar en Filipinas. Al regresar de Manila retomó la labor periodística. Publicó en las revistas Gente Nueva, Noticiero Canario, Siglo XX y La Semana. También destacó su pluma en los semanarios republicanos El Pueblo, La Palestra, La Luz, El Memorándum, El Iriarte, y El Orden. Como anarquista, fue fundador y primer director del órgano portavoz de la Asociación Obrera de Canarias, El Obrero. Fue miembro de la junta directiva de la Asociación de la Prensa de Tenerife, creada en 1902. A finales de 1909 se trasladó definitivamente a Cuba. En 1924 fundó el Partido Nacionalista Canario (PNC) en La Habana y fue su presidente. Ese mismo año salió a la luz pública el periódico El Guanche (2ª época), en el que participó activamente. Falleció en 1939 en un accidente de tráfico.

 

Añoranzas Prisioneras: Novela histórica escrita en los años 40, en el Penal de Puerto de Santa María.

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Escrita por el anarquista Antonio Rodríguez Bethencourt, narra principalmente las aventuras de su compañero de presidio Antonio Tejera Afonso Antoñé. Ambos de Tenerife, personajes significativos del anarquismo isleño, arriesgan sus vidas, una vez más, para narrar al mundo sus historias. Como le dice Bethencourt a Antoñé “Guarda pues, estos cuadernos de nuestra novela en sitio seguro hasta que pase este relámpago borrascoso que me temo. Espero un registro. Seamos precavidos. No me asusta la celda de castigo, pero cada sílaba de estas cuartillas lleva un dolor y cada pensamiento es un manantial de sangre de nuestras angustias, y si tuvieran la suerte de cogerlas, las romperían”.
Así pues, ocultando las libretitas, llega a nuestros días con una humildad sin igual, no exenta de pasión, donde se conocen los postulados del anarquismo a través del pensamiento de estos rebeldes que declaraban “qué nos importaba que nos amarrasen si nuestras almas eran luz de libertad”.
En 491 páginas, de las que un centenar es documental, conocemos un poco más nuestro pasado, repudiamos más nuestro presente y no solo soñamos por mejorar nuestro futuro.

CREYERON QUE ÉRAMOS REBAÑO


CREYERON QUE ÉRAMOS REBAÑO. La Insurrección del Alto Llobregat y la deportación de anarquistas a Canarias y África durante la Segunda República. Por Jesús Giráldez Macía.


El 15 de septiembre de 1932 Buenaventura Durruti pronuncia un discurso ante cien mil personas, al pie de Montjuic. Era su primera aparición pública tras más de siete meses encarcelado y deportado. En un pasaje de su discurso Durruti dijo : “Creyeron lo gobernantes que los anarquistas éramos rebaño y que encarcelando a unos cuantos y deportando a otros tantos todo entraría en orden ; fallaron en sus cálculos : ignoran la razón del ser del anarquismo.”
Meses antes, en enero de ese año, varios pueblos del Alto Llobregat se sublevan, desarman a los guardias, toman los ayuntamientos, forman comités revolucionarios y proclaman la instauración del Comunismo Libertario. Cinco días –“lo que dura la vida de una flor”- duró aquella inaudita experiencia revolucionaria. El Gobierno republicano decidió dar una lección sin precedentes, construyó una mentira de Estado y reprimió con escarnio a decenas de personas, en su mayoría anarquistas. Fue la oportunidad del poder para –a través de la denominada Ley de Defensa de la República- ejercer un duro golpe sobre la CNT y la FAI : encarcelados en un viejo barco –el Buenos Aires- más de cien anarquistas (entre ellos algunos que no habían tomado parte en la insurrección como Durruti o los hermanos Ascaso) fueron deportados sin rumbo cierto. La travesía duró meses. Tocaron puerto en Cádiz, Las Palmas, Dakar, Guinea y el Sahara. En su periplo sucedieron motines, huelgas de hambre, fugas, epidemias y la muerte de un deportado. Finalmente serían divididos en dos grupos : la mayoría extrañados en la Colonia Penitenciaria de Villa Cisneros, el resto enviado a Fuerteventura. Poco a poco el Gobierno fue liberando a pequeños grupos hasta que a finales de agosto los que habían sido designados como los “más peligrosos” quedaron libres y regresaron a Barcelona.
Este libro reconstruye su historia. Estructurado en tres partes (La Insurrección, el viaje en el Buenos Aires y la deportación en tierra) está contado por los protagonistas de este trascendental y singular episodio, hasta ahora despreciado por la historiografía. Un hecho histórico que, sin embargo, dio mucho que hablar y que escribir en el momento de su plasmación. Este libro narra no sólo las peripecias individuales de aquéllas personas. Mientras la bodega del Buenos Aires o las arenas del Sahara retenían a aquellos hombres una riada de solidaridad invadió el país, la CNT se vio inmersa en un profundo y cismático debate fraticida y el poder cerró filas en defensa de la República del Orden en abierta oposición con la supuesta República de los Trabajadores.

Perfiles en el Olvido del Anarquismo en Canarias

José Luis Guzmán García rescata en su libro la figura de Francisco González Sola, destacado orador y propagandista anarquista de calado internacional, el cual, aunque olvidado en la actualidad, jugaría un destacado papel en la historia del anarquismo y del movimiento obrero canario durante uno de los periodos de mayor controversia política y agitación social vividos en Canarias. Durante los años veinte regentó “La Sevillana”, un conocido taller de ampliaciones fotográficas establecido en las ciudades de Las Palmas y de Santa Cruz, participando en cuantos actos organizaban los anarquistas isleños. En 1932, González Sola, toma parte junto a Buenaventura Durruti, en el celebre mitin de los deportados, acaecido el día dos de septiembre de ese año en la ciudad de Santa Cruz. Fallece en la misma ciudad en marzo de 1934.

Perfiles en el Olvido del Anarquismo en Canarias

Perfiles en el Olvido del Anarquismo en Canarias es un trabajo de recuperación de la memoria. Su autor, José Luis Guzmán García plantea la posibilidad del rescate de hombres y mujeres librepensadores/as que consagraron su vida a la causa de la libertad y de la justicia social. El esfuerzo por rescatar pequeñas biografías, como la que aquí se relata, adquiere una doble importancia: acercarnos a descubrir como se personificaban los “grandes ideales” en humildes trabajadores y corroborar que, a pasar de la opinión generalizada sobre la muerte de los valores universales, la esencia del pensamiento anarquista sigue viva gracias a contribuciones como la de este trabajo. A través de la figura central del texto, Francisco González Sola, nos asomamos a algunos episodios destacados del movimiento obrero canario durante los años treinta (por ejemplo la huelga de inquilinos en 1933). También el texto nos muestra ciertas pautas de organización que empleo la CNT en Tenerife para su refuerzo. Me refiero al recurso de aclamar la colaboración de experimentados activistas, como Manuel Pérez, para la consolidación del sindicato en las islas. Esta contribución, en muchos casos de parte de anarquistas andaluces, no vino sino a fortalecer un tejido asociativo iniciado años atrás. El apogeo del movimiento anarcosindicalista durante la década de 1930, surge como consecuencia de la madurez sindical de las Federaciones Obreras creadas a partir de 1914 y el afianzamiento del pensamiento anarquista iniciado a comienzos de siglo entre la clase trabajadora isleña. Por último, José Luis Guzmán García, nos ofrece la posibilidad de mirar directamente al biografiado en sus propias palabras y en las de sus compañeros de ideas. Vaya nuestro agradecimiento al autor por sacara del anonimato vidas tan entregadas y nuestra felicitación por traspasar la frontera de la exclusividad academicista. 


Edita: “LA COLMENA”. Biblioteca Social

 El anarquismo y los orígenes del movimiento obrero en Canarias


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En las Islas Canarias a principios del siglo XX, un grupo de mujeres y hombres humildes, de oficios tales como el de cigarreras, cargadores del Puerto, obreros del carbón, mecánicos, panaderos… en definitiva, miembros de la clase tra- bajadora, se hacen partícipes de las ideas anarquistas con la esperanza de alcanzar, gracias a ellas, la tan deseada Justicia Social. Al contrario de lo que hasta ahora han defendido los pocos historiadores que se han ocupado de investigar el movimiento obrero en Canarias, el anarquismo no llega a las islas de la mano de anarquistas desterrados o emigrados de la Península. Fueron los propios isleños e isleñas, las personas habitantes del lugar (autóctonos o no es lo de menos), los que se encargaron de asentar y extender el anarquismo en Canarias. La mejora de las comunicaciones había traído a las tierras afortunadas la posibilidad de establecer contactos con otras organizaciones obreras del exterior, organizaciones que hablaban de sus conquistas sociales, de sus luchas y de sus reivindicaciones. Otra de las ventajas obtenidas de la ruptura del hermetismo cultural, fue la divulgación de libros, folletos y periódicos que difundían de manera insistente la ideología anarquista. Propaganda diversa que ya unas décadas anteriores había deleitado a figuras destacadas del republicanismo isleño, como por ejemplo fue el caso de Patricio de La Guardia en la isla de Tenerife. No obstante, cuando el anarquismo consiguió echar raíces fue a partir de que la clase trabajadora le diera vida. El movimiento obrero canario arranca durante la primera década del siglo veinte y la ideología anarquista será su fuerza motora. Los debates y reflexiones que se van generando a raíz de los conflictos laborales, la participación de la clase trabajadora en la política o la relación con el Partido Republicano, les sirven para ir clarificando sus posturas. Progresivamente, un grupo de trabajadores/as se va convenciendo del ideal ácrata hasta llegarlo a cristalizar en la formación de asociaciones libertarias. En el mes de junio de 2005 se cumplían cien años de la constitución de los primeros grupos anarquistas en Tenerife: los Centros de Estudios Sociales Luz y Vida, y Salud y Progreso (1905). Tres años antes se había constituido la primera asociación obrera anarquista en Gran Canaria: el Centro Obrero de Gran Canaria (1902). Coincidiendo con estos cien años, ha sido publicado en Santa Cruz de Tenerife el libro aquí presentado. El Anarquismo y los orígenes del moviento obrero en Canarias (1900-1910): La influencia de la ideología libertaria en la formación de la conciencia obrera, que es su título original, es el fruto de un trabajo de dos años de investigación (compaginado con la actividad laboral) que además representa la tesina doctoral defendida en la Universidad de La Laguna. Es el primer estudio histórico que aborda de una manera global y profunda la génesis del Anarquismo en Canarias, y que tiene como hilo conductor, la evolución de la mentalidad social en relación a la aparición de una ideología revolucionaria. Porque si de algo estoy convencida, es que todo cambio transformador viene dado por un cambio de pensamiento, que se trasluce en una nueva forma de mirar, en una forma de vivir. Y me mordía la curiosidad por descubrir qué motivaciones habían llevado a nuestros antecesores a luchar con tanto ahínco por darle un vuelco a sus vidas. Además de ello, quise prestar especial atención al trabajo en común, al colectivo anónimo. Ese que nunca tiene nombres y apellidos en los libros de Historia, ni en los periódicos, ni en los folletos, aunque sean revolucionarios. Ese que se encarga del día a día, de las tareas más comunes, las que parecen menos importantes. O sea, el conjunto humano que hace posible la existencia de un movimiento social. A todas ellas y todos ellos he querido devolverles algo de dignidad, y agradecerles su valiosa aportación.

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