domingo, 25 de marzo de 2012

Entrevista a Marlene Azor: "La izquierda en Cuba no está en el poder"

Por Observatorio Crítico de Cuba

Uno de los temas menos tratados en las reflexiones sobre la transición del socialismo cubano ha sido quizás las numerosas dinámicas profesionales y aportes del caleidoscopio de cientistas sociales de la isla. Pocas experiencias de los años de la profundización de la institucionalidad realsocialista cubana y su posterior crisis son conocidas y la crítica de izquierda a las políticas estatales de aquellos momentos y los actuales no es muy tenida en cuenta en nuestro país. A continuación la Red Protagónica Observatorio Crítico comparte una entrevista concedida por la destacada investigadora, profesora e intelectual Marlene Azor Hernández, cuyas vivencias y opiniones conforman un prolífico y consecuente marco de análisis de las realidades pasadas y actuales de la sociedad cubana.
- Observatorio Crítico: ¿Dónde naciste y viviste la niñez y primera juventud? ¿Algún recuerdo especial del terruño personal en aquellos tempranos años?
- Marlene Azor: Nací en la ciudad deLa Habana y crecí en Centro Habana. Mi infancia y mi primera juventud las recuerdo muy feliz. Tuve la suerte de tener unos padres amorosos, atentos, que además me regalaron unos valores de base que me han servido toda mi vida: la honradez, la disciplina, la perseverancia y la seguridad en mi misma. Tuvieron la lucidez de inculcarnos a mis hermanos y a mí, el gusto y la responsabilidad por la independencia personal. Fueron padres muy ocupados en la salud y la educación de sus hijos y de una calidad humana excepcional.
Los recuerdos más hermosos de esa época son en la playa Santamaría donde pasábamos las vacaciones. Desde ese entonces he tenido una relación con el mar como una prolongación de mi cuerpo. Estando en París, extrañaba mucho el mar y paseando por la ciudad me sentaba en las fuentes, a escuchar el agua caer, y cerraba los ojos imaginando estar en el mar del Caribe.
- OC: ¿En que centro educacional cursaste el preuniversitario?
- MA: Lo cursé en el instituto de La Habana José Martí. Para mí fue una época de efervescencia cultural. Estudiaba francés en la escuela nocturna de idiomas de la Manzana de Gómez y gracias a mis compañeros de clase descubrí la poesía de Paul Eluard, Rimbeau y nos íbamos muy a menudo a la cinemateca a ver cine francés de la Nouvelle Vage. También me inscribí en un curso libre de Historia del Arte impartido por el profesor Oscar Morriña, en el Museo de Bellas Artes que supo despertar en mí el interés y el conocimiento necesario para disfrutar del arte. Gracias a mis compañeros de estudio y sus padres también pude leer en esa época a Walt Whitman, “El viejo y el mar” de Hemingway, aprender a apreciar la música barroca, “el cante jondo” a degustar el ron cubano y desde entonces nació mi afición a las tertulias. Los sábados me iba a la Plaza de la Catedral a visitar a mis amigos grabadores y luego podíamos en esa época merendar en el Patio o comer tostones y masitas de puerco fritas con mojitos en la Bodeguita del Medio. También conocí en esa época la pintura de Servando Cabrera Moreno, mucha música clásica y leí el poemario de Heberto Padilla “Fuera del Juego”.Me pareció una poesía poderosa, lúcida y rebelde y sólo muchos años después me enteré del proceso estalinista que le hicieron.

Empecé enla Escuelade Letras y cursé dos años antes de ser seleccionada para ir a estudiar ala URSS. Esosdos años también fueron de un maravilloso enriquecimiento cultural y mis profesores y compañeros de estudio me facilitaron unos conocimientos y unas vivencias también muy positivas.
- OC: En el año 1981 te graduaste de Licenciada en Comunismo Científico en la Universidad Lomonosov de Moscú. Cuéntanos sobre tus experiencias sobre la teoría sociopolítica del real socialismo soviético y de la academia que la producía.
- MA: A nivel vivencial fue una experiencia muy valiosa y productiva, a nivel académico tuve mi primera crisis existencial. Estudié en la Lomonosov, en Moscú, y eso me permitió tener acceso a la ciudad.
Lo que pude disfrutar de la cultura rusa era lo mejor que se producía en teatro, cine, los museos de arte o las casas de los escritores como Tolstoi y Chejov. Los estudiantes rusos me conmovieron por su nobleza y su lirismo. Con ellos descubrí ese mundo fascinante de la cultura rusa. Sin embargo, a nivel académico, salvo dos profesores que impartían lógica formal, y materialismo histórico, el resto me parecía una pérdida de tiempo. El profesor de materialismo histórico nos enseñaba más mientras más se alejaba del programa. Te mencioné mi primera crisis existencial porque el esfuerzo de aprender el ruso era ya un desafío, pero lo peor es que comprendí recibiendo esas clases que la teoría cerrada en sí misma que me enseñaban absolutamente ajena a la realidad y sin ningún conflicto ni contradicción, era un atraso con relación a mi formación. Mi madre tuvo que viajar a la URSS por cuestiones e trabajo y me encontró en pleno llanto, desesperada, y me quiso llevar de vuelta a Cuba. Yo, por el miedo a quedar mal con “la tarea” que me habían encomendado decidí quedarme hasta el final pensando que tendría tiempo con mi edad de mejorar mi formación más tarde en Cuba. Mi disciplina en esa época pesó más que mi lucidez rebelde.
- OC: En la Cuba de finales de los ´70 comenzaba la institucionalización del experimento socialista bajo la tutela de la URSS, sin embargo la segunda ya llevaba un largo camino recorrido conviviendo con sus paradojas. ¿Cómo congeniaste ambas realidades en los años que viviste en la URSS y cuales fueron tus consideraciones llegado el momento de la vuelta a Cuba, precisamente la etapa del inicio del fin soviético?
- MA: En realidad conocí muchos chistes sobre el sistema soviético estando allí, y eso me informaba de una mirada popular muy crítica del sistema, pero becada y sin posibilidades de viajar por mi cuenta ni acceder a otra bibliografía que no fuesen los manuales –no se podía encontrar otros autores marxistas en la biblioteca- no pude hacerme una idea precisa de la magnitud de problemas que acumulaba esa sociedad.
- OC: ¿Existió un Comunismo Científico de la crisis real socialista soviética?
MA: Yo creo que el pensamiento más lúcido se desarrolló con la Perestroika. Mientras estuve estudiando sentí una sociedad apagada con una fuerte crítica soterrada. En el 1988 me enviaron a una pasantía de seis meses a la Lomonosov, una especie de actualización de los profesores de marxismo de todo el campo socialista, y entonces observé una sociedad despierta, movilizada y una profundidad de análisis en todas las publicaciones desconocidas para mí. Ellos decían de sí mismos que eran un pueblo acostumbrado a que siempre otro pensara y decidiera por ellos, una crítica a los mesías y a la falta de democratización en la discusión y en la participación en la toma de decisiones del pueblo soviético.
- OC: Mucho/as de los que vivieron aquella época, incluso en la misma URSS, la han venido recordando años después con una mezcla de sentimientos que va desde la nostalgia hasta el odio, pasando por lo filial y hasta lo romántico. ¿Se te revuelve alguna parte de la memoria o el análisis al pensar en tus vivencias soviéticas?
- MA: Ya te mencioné que entrar a esa cultura estando allí fue un hallazgo y la calidad humana e intelectual de mis compañeros rusos es algo que recuerdo con mucha gratitud. Pero en el 88 cuando estoy en la pasantía, también tuve que asistir a una reunión en el que las generaciones de cubanos que en ese momento estudiaban en la Lomonosov planteaban todos los problemas que veían del sistema soviético en cuestión, similares a los de Cuba. Regresando ala Isla supe de la censura y represión que sufrieron esos estudiantes que se les hizo regresar antes de terminar sus estudios y que luego en Cuba se tuvieron que insertar en los trabajos que encontrasen porque habían sido enviados por una necesidad del país que de pronto dejó de existir. Siempre me ha parecido un cinismo mayor hablar de “daños colaterales”, en las guerras que emprende EEUU o fruto de las políticas publicas del gobierno cubano. Todos los que estudiamos en la exURSS, a partir de la Perestroika fuimos rechazados, comandados por aquella lamentable frase célebre de Fidel Castro: “Ahora el veneno nos viene del Espíritu Santo”, y los egresados éramos vistos como portadores del veneno.
- OC: Bien, llegas a Cuba en 1981. ¿Qué pasó entonces?
- MA: Soy de las generaciones que se van a estudiar a finales de los años 70s y cuando regresamos todavía no estábamos demonizados. Empiezo en enero de1982 a trabajar enla Universidad deLa Habana enla Facultad de Filosofía e Historia. El claustro de profesores que me rodeaba en mi departamento había sido formado por cursos cortos y habían sido seleccionados por su pertenencia al partido de distintas ramas de la economía. No tenían una formación sólida y sospechaban de los que veníamos formados enla URSS. Luego a partir de 1986 nos miraban con mucha suspicacia como si la eterna sospecha hubiera tenido razón. Estaban muy contentos con el viraje contrala Perestroika a nivel nacional. En 1990 se permite la reapertura de la carrera de sociología cerrada también a finales de los años 60s, y empiezo a impartir simultáneamente sociología política y teoría política.
- OC: La asignatura de Comunismo Científico fue insertada en los planes de estudio casi a todo lo largo y ancho del sistema educativo cubano. Sólo se salvaron los grados primarios y secundarios. La teoría de una realidad que se negó a sí misma en la URSS, y que no viviste, entró en crisis a pocos años de estar tú de nuevo en Cuba. ¿De que forma lograste hacer converger ambos fenómenos desde tu posición de estudiosa y profesora universitaria?
- MA: Desde que entré a dar clases comencé una lectura de todo lo que se había escrito sobre esas experiencias. Sin mis amigos intelectuales en Cuba no hubiera podido acceder a esa información que era invisible en las bibliotecas. Mi intención era aterrizar esa teoría a la realidad histórica. Fruto de esos esfuerzos personales y de otros colegas cambiamos el programa en1987 a Teoría Política, que era una asignatura que explicaba las políticas públicas dela URSS, China, de las llamadas “democracias populares” europeas, historiando los períodos de estabilidad y de cambios. Yo al menos explicabala Revolución cultural china y sobre Cuba historiaba las polémicas sobre la economía y sobre la enseñanza del marxismo por manuales que se llevó a cabo en los 60s. Al explicar el sistema electoral cubano por ejemplo no tenía que hacer una crítica. Sólo con explicarlo se hacía evidente la imposibilidad de tener candidatos alternativos u otras propuestas a las emanadas de la dirección del país. Sólo explicando la estructura y los procedimientos de selección de los candidatos mis estudiantes se quedaban boquiabiertos. Algunos de esos procedimientos de selección han cambiado para seguir en lo mismo.
- OC: ¿Habían, hay, diferencias entre los marxismos-leninismos soviético y cubano?
- MA: Considero que sí las hay. Salvo la Revista Cuba Socialista que era una copia fiel de los manuales soviéticos en su enfoque, lenguaje, temas y las formas de tratarlos, la producción de las Ciencias sociales en la Isla siempre fue menos sectaria y mucho más heterodoxa que la Ciencias sociales soviéticas. Creo que el núcleo de la Revista Pensamiento Crítico hizo un aporte importante al difundir todo el pensamiento de izquierda más actualizado de los años 60s y creo que el CEA en los años 90s aportó también otra mirada más avanzada y más flexible de las posibilidades de analizar la realidad cubana, también la Revista Temas en los años 90s. El problema que ha tenido el pensamiento más avanzado de las Ciencias Sociales cubanas ha sido la imposibilidad de analizar los problemas estructurales y de procedimiento del sistema cubano. La crítica ha sido más a problemas puntuales, o a temas culturales sin tocar los ejes que estructuran el sistema. Esta visión global es algo que le debo a la mejor tradición del marxismo y la sociología. Mientras exista la represión y la censura al pensamiento crítico sistemático las Ciencias Sociales y ahí incluyo la economía la filosofía, la politología, las ciencias jurídicas, la sociología, la antropología y hasta la historia, poco pueden servir a los cambios actuales y futuros. En primer lugar porque la censura no ha dejado un acumulado al cual asirse para explicar la realidad y en segundo lugar porque las condiciones de censura y represión no han cambiado para permitir un análisis sistemático de cada aspecto de la realidad.
Hice hace unos meses un ejercicio de enunciar los 21 temas que no se discuten en la academia cubana porque estaba enfrascada en un intercambio muy provechoso con un amigo intelectual que reside enla Isla. Medetuve en el número 21 pero puedo seguir la lista de manera sustancial. Y son todos los que tienen que ver con los resultados de las políticas públicas en todos los órdenes: económico, cultural, político, social, jurídico, etc. Esta falta de análisis sistemático y de poder contar con un acumulado reflexivo –sólo muy parcial, fragmentado y siempre bajo censura- de la sociedad cubana en todos los órdenes es lo que produce ignorancia y embrutecimiento ciudadano crecientes por la imposibilidad de una producción intelectual consistente y continua y por la imposibilidad de su socialización. Si lo que das es “circo”, pues se consume “circo”. La fragmentación de los temas y la discontinuidad en el estudio diluye la posibilidad de un pensamiento sistemático y con posibilidades de acumulación del conocimiento. Esto se refleja en la mala formación en las Ciencias Sociales en el país y en el bajo nivel de la crítica social argumentada.
Si se hubiera permitido la libertad del conocimiento y su uso, la inmensa mayoría de los problemas actuales de Cuba ya se habrían resuelto-talento y conocimiento hay- o estarían en vías de solución, con un consenso y participación ciudadana de un pueblo que alcanzó masivamente el noveno grado. Todo depende de una política cultural y educativa y como éstas están conectadas con la información y la socialización del conocimiento pues ya ves que hay muchas políticas públicas implicadas.
- OC: Caracterízanos brevemente la significación práctica –social- de la concepción del materialismo histórico marxista-leninista en los socialismos soviético y cubano.
- MA: Me parece que el materialismo histórico soviético lo que nos legó fue una mirada del progreso siempre ascendente, las supuestas leyes naturales de la historia, el paradigma del desarrollo del capitalismo mundial con su ética productivista, una mirada blanca urbana y masculina muy parecida a los valores de la modernidad que fueron deconstruidos en los 80s en los propios centros del capitalismo, en la discusión que se ha conocido como Modernidad/Postmodernidad.
Con respecto al marxismo cubano lo novedoso fue el desarrollo de una corriente marxista con énfasis en la liberación cultural que significó una heterodoxia en su momento con relación al marxismo soviético. Pero esta vertiente cultural cuya principal figura es Fernando Martínez Heredia, no tenía en cuenta los condicionamientos económicos y políticos de la emancipación cultural, de manera tal que se convirtió en una filosofía normativa del “deber ser” sin analizar sus condiciones de posibilidad y por ello influyó en el pensamiento cubano pero no logró articularse con la sociedad y esto quiere decir que no logró convertirse en propuestas concretas para alejarse del modelo soviético y analizar desde el punto de vista marxista cuales eran las reales relaciones económicas y de poder del socialismo histórico cubano. Entonces como marxismo dejó de ser una teoría de transformación social para parecerse más a la postura hegeliana del fin realizado con el Estado prusiano de su época.
- OC: ¿Por qué tu vínculo con la sociología?
- MA: Fue el marxismo occidental que estudié el que me enseñó a “desencantar” la realidad como diría Max Weber, por lo tanto mi encuentro con los fundadores de la Teoría sociológica Durkheim, Weber, Parsons, Merton, etc., fue un paso para mí natural. Aunque el Parsons de “El sistema social” siempre me pareció demasiado “normalizador” de las relaciones sociales pero toda la sociología de la estratificación social de sus sucesores me permitió hacer análisis fructíferos. Luego descubrí a Pierre Bourdieu, a Michel Foucault, y significaron un acervo fundamental en mi visión sociológica y global, que no “estadocéntrica” de los problemas sociales.
- OC: Poco o nada se conoce sobre la sociología cubana anterior a 1959 y tal vez nada sobre la posterior a esa fecha. Al igual que lo que sucede con la antropología, podría parecer que Cuba no es tierra de cultivo para estas dos ciencias sociales. ¿Cómo se inserta una graduada de Comunismo Científico en la URSS de los ´80 en este aparentemente desierto panorama?
- MA: Otra vez gracias a las lecturas que me facilitaban mis amigos intelectuales cubanos accedí a todo el marxismo occidental desconocido para mí y a todo el pensamiento progresista que analizó las experiencias de los Socialismos de Estado. Por otra parte también leí desde el Capital de Marx hasta Parsons, Weber, parte dela Escuela de Francfurt todo eso por mi cuenta y sigo agradeciendo a mis amigos. Si la sociología y la antropología no han florecido ha sido por todo lo que acabo de señalar sobre la posibilidad de acceder a la información necesaria sobre la realidad y sobre los autores no publicados en el país, y poder hacer investigaciones sin tener que contar con un permiso del partido y no sólo hacerlas a pedido de este. Mientras las investigaciones sociológicas sigan siendo consideradas “secreto de estado” no se puede desarrollar ni la antropología, la sociología y las restantes Ciencias Sociales.
- OC: ¿Qué lugar le tocaba a la sociología en la trinidad institucional presente en el título “Facultad de Filosofía, Sociología e Historia” en los años ´90?
- MA:La Sociología siempre fue una hermana menor cuando empezó de nuevo en los 90s.Conviví con las primeras cuatro generaciones de sociólogos formados en los 90s y fueron para mí -en una parte importante- estudiantes muy inquietos por el conocimiento con preguntas muy enriquecedoras, estudiosos y rebeldes como deben ser los estudiantes universitarios, conocí y en algunos casos dirigí sus trabajos de tesis de licenciatura y eran investigaciones interesantísimas que quedaron sepultadas si aún existen, en la biblioteca dela Facultad.
Yo sigo pensando que no había que comprar el paquete completo de la ayuda soviética. Si se importó esa manera de hacer las Ciencias Sociales es por la poca ilustración de la dirigencia cubana o porque además posibilitaba encuadrar una producción y un pensamiento para hacerle sólo loas al sistema cubano y a los países del sistema soviético del mismo tipo. Creo que hubo una intencionalidad política expresa porque intelectuales que desarrollaran otro marxismo existían y fueron censurados.
- OC: Aún está presente en muchas mentes cubanas aquel discurso de Fidel de 1998 en la escalinata de la Universidad en el que dio todo su apoyo en las elecciones de la FEU a la ya extraña figura política de Hassan Pérez Casabona. ¿Cuáles fueron, según tu opinión, los principales aspectos en la relación universidad-sociedad en la Cuba de los ’90?
- MA: Bueno, sobre Hassan sólo supe que le dieron la licenciatura sin terminar, no llegó a cuarto año que entonces hubiera sido mi alumno, sino que en tercero le regalaron la licenciatura porque era el nuevo “golden boy” de Fidel. Así que lo conocí de oídas y por la información que te comento. No creo que merezca más líneas.
- OC: En el año 1999 emigras a Francia. ¿Cuál es el trasfondo de esa decisión?
- MA: Con todo el itinerario de formación que te he comentado en 1995 decido escribir una tesis de doctorado con todo el conocimiento acumulado sobre las “Experiencias históricas de los Socialismos de Estado”. La tesis tenía un capitulo dedicado a los debates marxistas occidentales sobre esas experiencias desde1917 a 1990.Luego reseñaba el debate sobre Modernidad y Postmodernidad en lo concerniente a esas similitudes entre el capitalismo y el socialismo histórico con el paradigma moderno del capitalismo mundial y luego sistematizaba las encrucijadas económicas, sociales, políticas e ideológicas de ese tipo de sistema, avalados por pensadores marxistas y no marxistas.
En 1996 defendí la tesis en un tribunal que dirigía Talía Fung y para bochorno de ese tribunal, de diez personas, siete se pusieron a dormitar durante la defensa. De pronto, Carmen Gómez ya fallecida se despertó y levantó muy agitada preguntando por Lenin: “¿Y Lenin dónde está?”, frente a lo cual levanté el mantel de la mesa de discusión para ver si lo veía escondido a Lenin. Talía la mandó a callar pero esa fue la tónica del espectáculo, más propio de los Muppets Show que de una defensa de doctorado. Saliendo dejé en claro que no me defendería por segunda vez en ese tribunal y me hicieron esperar otro año y finalmente volví a defender en 1997.
El segundo tribunal tuvo dos militares y tres civiles. Los militares solo negaban todo lo que yo decía con la cabeza. De los civiles uno se quedó dormido durante la defensa, otro se iba a un viaje saliendo del ejercicio de defensa y otro supe que votó a mi favor. Ninguna de las dos defensas fueron unánimes, siempre hubo intelectuales decentes, además de obtener 11 avales positivos, pero en ambas me censuraron políticamente y las razones para no darme el doctorado fueron en ambos casos risibles. Tenían un terror –que aún se mantiene hoy- en ver las similitudes de aquél sistema con el nuestro. A partir de aquel momento y desde la primera defensa me convertí en un personaje “apestado” para las instituciones y sus funcionarios y decidí que no tendría más lugar enla Universidady me fui. Mis colegas solidarios aunque temerosos por mi actitud, tampoco pudieron hacer nada para eliminar ese halo de “maldita” que me rodeó desde entonces. Me harté de la censura y la represión al pensamiento revolucionador –desde la perspectiva dela Escuelade Francfurt y no desde la visión oficial del gobierno cubano- y decidí buscar nuevos horizontes donde pudiera ser libre para pensar y expresar mis pensamientos siempre argumentados.
- OC: Háblanos de tus experiencias profesionales en Francia y México.
- MA: En Francia hice de todo lo que corresponde a cualquier emigrado de a pie pero a la vez defendí una Maestría en Sociología que ya había concluido enLa Habana en coordinación conla Universidad Autónoma de Barcelona a la que entré inmediatamente después de ser suspendida por segunda vez en el doctorado. Luego hice una DEA (Diploma de Estudios Avanzados) en París VIII en Sociología porque en Francia como en otros países europeos te exigen otro año más de estudios después dela Maestría y antes del doctorado. Es un año en el que vences 12 materias y presentas una tesis. Inmediatamente después de concluirla me pidieron asumiera un curso de Iniciación ala Sociología. Como no era profesora a tiempo completo sólo me pidieron dos veces y no vi la posibilidad de ser contratada a tiempo completo. Sin eso tenía que hacer otros trabajos para poder mantenerme y tampoco era posible hacer un doctorado sin un sustento estable. Vine a México y comencé a estudiar todo lo relativo al desarrollo del capital humano en las empresas porque podía impartir cursos de capacitación en las empresas y eso me mantuvo hasta entrar hace un año y meses en un doctorado enla Universidad Autónoma Metropolitana en el Distrito Federal. En eso México es un país maravilloso y mejor que Francia. Sin importar la edad y mi condición de extranjera me otorgaron una beca para estudiar.
- OC: En los últimos años se ha venido generando un amplio y rico universo de creación por intelectuales cubanos emigrados, entre los cuales destaca Haroldo Dilla, otrora investigador y director de estudios latinoamericanos del desaparecido Centro Estudios sobre América (CEA). En sus más recientes publicaciones digitales Dilla utiliza en diferentes momentos dos polémicos términos insertados, aunque no solamente, en el histórico conflicto cubano-estadounidense: diáspora y exilio. ¿Qué consideraciones te merecen estos dos conceptos?
- MA: Yo te diría que diáspora desde el punto de vista etimológico es la dispersión de una comunidad cultural por el mundo y en eso tiene razón Haroldo en señalar la dispersión de los cubanos por el mundo aunque la política oficial sólo se preocupe, hable y se pronuncie por la emigración hacia los EEUU. Al resto nos coloca en el mismo saco o nos menciona de pasada sin ninguna incidencia en nuestros destinos. Es la política migratoria cubana la que nos hace exiliados porque una vez que nos marchamos del país perdemos todos nuestros derechos ciudadanos incluso a regresar si discrepamos de la política en curso o de la anterior del gobierno cubano. Esa política migratoria nos convierte en rehenes de una política invisible públicamente pero que se aplica de manera discrecional y nos deja a los emigrados sin derecho alguno de réplica o de ejercicio de nuestros derechos ciudadanos. A pesar de obligar a todos los que vivimos afuera a mantener actualizado un pasaporte cubano para poder entrar ala Isla, de nada vale tenerlo –y bastante caro que cuesta- porque puedes ser detenido en el aeropuerto y ser expulsado del país sin permitirte entrar. Esa política discrecional y no pública, sin derechos es lo que produce el exilio.
- OC: En la página inicial de la revista digital Cubaencuentro aparece una encuesta a los lectores en los cuales se mezclan esos dos conceptos de la siguiente forma: “Intelectuales en la diáspora, ¿crees que un escritor exiliado debe publicar y distribuir sus obras en Cuba?”. Desde tu triple posición de intelectual y escritora que vive fuera de Cuba, ¿cómo analizas esta problemática?
- MA: Creo, como dice el escritor Leonardo Padura, quela Cultura cubana es una, se haya producido dentro o fuera del país y esas barreras a los intelectuales de adentro y afuera no es más que el fruto de una confrontación entre dos estados que se traslada a los ciudadanos cubanos por el síndrome de “fortaleza sitiada” y por la intolerancia del gobierno cubano a las diferencias ideológicas. Ha sido una política histórica contra los intelectuales que se van y se pronuncian de manera crítica sobre la realidad cubana el considerarlos “enemigos” de la nación y aunque ahora esa política ha cambiado, aún sigue con muchas exclusiones porque sólo empieza a descongelarse. Hay que pasar de los intelectuales muertos que se publican a los que están vivos y no son sólo cubanoamericanos.
- OC: En tu opinión, ¿qué tipo de sociedad civil existe en Cuba?
- MA: Existe una sociedad civil emergente de todos los signos ideológicos y muy plural en sus contenidos. Activistas culturales, sociales y políticos con formas de asociación, la mayoría ilegales, porque el registro de asociaciones se congeló en 1996 fecha a partir de la cual no hay posibilidades de inscribirse y antes de eso las que no profesaran una posición ideológica clara a favor del socialismo estatal cubano tampoco se podían inscribir. A veces la explicación de estas limitaciones por la política norteamericana hacia Cuba me han llevado a pensar que tenemos una independencia demasiado limitada –habría que luchar por una tercera- y una soberanía inexistente, porque la soberanía se basa en los derechos de los ciudadanos y aunque esté en el papel dela Constitución no se cumplen más que en los derechos sociales muy deteriorados desde la crisis de los noventas.
OC: ¿Estarías de acuerdo con la idea de que, a la luz de lo acontecido en los últimos años, se esta haciendo necesaria una reformulación de la concepción de “ciudadano” que trascienda las fronteras del real socialismo cubano?
MA: Una real concepción de ciudadano en sus dimensiones civiles, políticas y sociales no ha existido nunca en la historia de Cuba en la plenitud de esas tres dimensiones. Antes de la revolución la dimensión social fue olvidada por lo cual sólo una parte de la población podía participar y tomar decisiones como ciudadanos porque no existía una mayoritaria integración social. Sin integración social también dejas al margen a todos los que no pueden acceder a las condiciones mínimas para ejercer una ciudadanía civil y política.
La Revolución cubana privilegió los derechos sociales pero prohibió los derechos civiles y políticos subordinados a una lógica similar al pensamiento dominante de la izquierda del siglo XX. Ese pensamiento hegemónico de la izquierda internacional y nacional del siglo pasado demonizó los derechos liberales como el derecho a la libertad de expresión, asociación, movilidad interna y externa, libertad de información entre otros, entendidos como derechos burgueses que había que eliminar. La participación política fue entendida en el caso de Cuba como una movilización permanente con fines sociales, políticos y económicos, pero esta concepción de la participación ciudadana que no puede incidir ni en la toma de decisiones ni en el control de las decisiones de los elegidos no permite ni aportar ni controlar nada. Los elegidos son representantes de los intereses del gobierno cubano pero no hay reales mecanismos que permitan la agregación de demandas.
Los derechos civiles no se reconocen ni por la legislación penal ni por la civil (estoy hablando de una sobresaturación ideológica de ambas legislaciones que todo lo subordinan a los intereses del socialismo y esta interpretación sobre el socialismo ha sido la establecida por el gobierno). Si cada sector interesado en el socialismo tiene una imagen distinta de sociedad, la que se aplica en la legislación civil y penal es la fijada por el gobierno. Es una visión autoritaria de izquierda que llevó al derrumbe a las experiencias de los socialismos “reales” y por la censura y represión dentro de la izquierda impidió el surgimiento de propuestas alternativas.
- OC: ¿Cómo definirías la responsabilidad y el posicionamiento políticos, específicamente de izquierda, en esa potencial reformulación? ¿Qué papel le otorgas a los intelectuales y artistas cubanos en este proceso?
- MA: Considero que el pensamiento de izquierda cubano ha quedado muy rezagado por las razones que he mencionado y hoy a pesar de esfuerzos muy valiosos sigue atascado más en la crítica de lo que existe y menos enfocado a las propuestas de cambio. Creo que hay que diferenciar entre la izquierda académica y la izquierda activista. La primera se pronuncia por la socialización del poder político y económico pero no aterriza de qué manera hacerlo en la realidad cubana. Los activistas tienen análisis mucho más profundos sobre los problemas estructurales del Socialismo de Estado cubano, pero sus propuestas siguen siendo en muchos sentidos generales. No hay propuestas de izquierda alternativas a las instituciones, procedimientos y cambios jurídicos que debería acometer el país en dirección a un socialismo deseado. Es decir aunque las propuestas de los activistas son mucho más aterrizadas, lo son más en la propuesta de mecanismos económicos y casi nada en los ámbitos políticos y civiles. Creo que los activistas de todos los signos políticos tienen en común la demanda de los derechos de libertad de asociación, expresión, movilidad e información, pero la agenda de los grupos liberales tiene más claro el tipo de instituciones, de derechos, y los cambios jurídicos deseados. Esto tiene que ver con un acumulado histórico que ha padecido la izquierda y que recién los activistas están plateándoselo. Incluso en América Latina hay mecanismos de pensamiento y acción de la izquierda más avanzado que en Cuba.
- OC: Tu opinión sobre lo que un artículo reciente del blog digital Diario de Cuba llama “uno de los acontecimientos más interesantes en la escena política cubana (…) la aparición de proyectos alternativos de índole no abiertamente política, sino cultural, social, de pensamiento. Se trata de proyectos que critican prácticas institucionales y dan voz a sectores hasta ahora excluidos del debate social”.
- MA: Coincido con esa opinión aunque para mí los grupos que están referidos en el artículo son diferentes. Unos más centrados en los cambios culturales de la racialidad, lo transgénero, la ecología, una nueva cultura ciudadana otros con mayor profundidad sobre la sociedad deseada. Hay en sus discursos valores, intereses y propuestas de derechos e instituciones latentes o explícitas. Una mirada más profunda y detallada revelaría propuestas diferentes de la sociedad deseada y eso mostraría una madurez consciente superior a la señalada por el autor del artículo.
- OC: ¿Hasta que punto puede concebirse la aparición de estos universos de grupos o instituciones alternativos y blogs digitales en Cuba como un fenómeno “democrático”? ¿Necesita Cuba una democracia paralela y/o enfrentada a la real socialista?
- MA: Es indudable la importancia de todos estos nuevos actores sociales y culturales para una ampliación y enriquecimiento de la democracia cubana. Cuba necesita una democracia paralela a la real existente porque por ahora los mecanismos son los mismos que han imposibilitado la incidencia de la ciudadanía en las decisiones, en el control y en el resultado de las decisiones. Sigue siendo una democracia de la minoría, excluyente de los intereses derechos y aspiraciones de la mayoría, aunque el Granma se empeñe en decir lo contrario y el discurso oficial también. Las estructuras creadas y los procedimientos establecidos para la democracia política en Cuba están diseñados y funcionan para otorgar democracia a la elite política y militar del país.
- OC: ¿Crees que es posible la conformación en Cuba de un paradigma democrático de izquierda alternativo y eficaz en la interpelación tanto del experimento estatista socialista como de la realidad del Poder capitalista?
- MA: Me parece que es posible y más aún imprescindible. Los obstáculos están en la intimidación permanente a todos los que cuestionan el orden actual y hacen propuestas alternativas pero la desventaja histórica de la cual parte la izquierda cubana por las razones que ya he mencionado deben ser solucionadas so pena de vaciar de contenido y de influencia un proyecto de izquierda alternativo para nuestro país. La izquierda en Cuba no está en el poder.
- OC: Recientemente has generado análisis sobre las prácticas intelectuales de izquierda internacionales y sus reflexiones respecto a la experiencia real socialista cubana. ¿Podrías destacarnos algunas ideas al respecto?
- MA: Publiqué un artículo en la revista mexicana Nexos en enero del 2011, donde me dedico a analizar a los intelectuales de la izquierda internacional que apoyan al gobierno de Cuba y entienden la realidad del país a través del discurso oficial. Esos intelectuales “ciegos” lo que hacen es “olvidarse” del pueblo cubano y de paso desprestigiar las ideas socialistas de emancipación social. Creo que hay intereses en juego. Ellos utilizan su apoyo a Cuba para sus intereses políticos personales y el gobierno cubano para los propios. El pueblo cubano es un telón de fondo que no les interesa. Es un pacto de caballeros entre elites.
- OC: Entre las nuevas reflexiones dentro, fuera y sobre Cuba existen algunos niveles en los que se puede observar cierta tendencia a un “análisis del desmontaje” de la etapa civilizatoria actual. En tu opinión, ¿dónde termina la destrucción y el desmontaje y comienza la construcción en la visión de una Cuba futura?
- MA: Todo depende de la capacidad de la ciudadanía para pensar y actuar en la dirección deseada y exigir los cambios. No hay desmontaje en Cuba, salvo la reducción de las gratuidades y sin el apoyo de la ciudadanía. Basta ver los resultados del debate de los Lineamientos del partido. Desde el gobierno lo que hay es una articulación nueva a un modelo que apunta a China y Vietnam y no a los países nórdicos. Por lo tanto la izquierda debe resistirse a esos cambios sólo en la liberalización económica y proponer alternativas. Algunas existen pero no han sido escuchadas por ahora, por ejemplo el incremento sustancial de las cooperativas urbanas además de las agrícolas.
Demasiados años de crisis no superada y la falta de discusión de alternativas y de cambios en la situación del país, ha hecho inclinar el péndulo político hacia una democracia liberal y una economía de mercado como aspiración de las mayorías y de los activistas de muchas tendencias. Hay muchas cosas que rescatar de la democracia política liberal y complementarla con otras formas de democracia directa, a la vez que se piense las maneras de financiar los derechos sociales adquiridos, tripartita, bipartita o estatal (por el estado, las empresas y los individuos) y las reformas a las leyes y las instituciones. Lo que queda claro para todas las tendencias ideológicas es la necesidad de los cambios estructurales de la sociedad cubana. Si eso es el desmontaje, efectivamente es la tendencia mayoritaria. En cuanto a la construcción dela Cubafutura las agendas concretas no gubernamentales aún están muy poco desarrolladas y esto tiene que ver sobre todo con la falta de democracia interna.La Cubadel futuro depende de los ciudadanos y no del Estado.

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